Los Océanos
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Consecuencias del calentamiento global sobre la circulación oceánica
Es muy probable que el calentamiento global tenga serios efectos sobre los océanos. Sabemos que el dióxixo de carbono se disuelve más fácilmente en agua fría que en agua caliente, por lo que, de entrada, un calentamiento general disminuirá la capacidad del océano para captar dióxido de carbono de la atmósfera y facorecerá el efecto invernadero. El aumento de temperaturas también aumentará el flujo de agua dulce en los océanos en latitudes altas, los modelos sugieren que esto se debe al aumento de lluvias en latitudes medias y altas y el deshielo de los casquetes polares. Además las temperaturas cálidas provocan la expansión del agua, lo que, unido con el agua del deshielo, provocará un aumento del nivel del mar que provocará serias inundaciones.
La circulación del océano es muy sensible a la cantidad de agua dulce que entra en el sistema. El agua dulce controla la densidad del agua salada y por lo tanto la capacidad del agua de hundirse al enfriarse. Si el agua es demasiado dulce, el enfriamiento no la hará lo suficientemente densa como para que se hunda hasta el fondo oceánico. Si el agua no se hunde en las altas latitudes, el viento será la única fuerza de movimiento de la corriente del golfo y la circulación global se verá frenada.
Tenemos algunas evidencias de que la corriente termohalina ha dejado de funcionar en algunos momentos en el pasado. El calentamiento posterior a la última glaciación hace 15000 años derritió los casquetes polares que cubrían Norte América y aumentó el aporte de agua dulce al Atlántico Norte. Esto redujo la salinidad del agua, impidiendo su hundimiento y frenando la formación de aguas profundas. Existe evidencia de que esto produjo la parada de la corriente termohalina, frenó la corriente del Golfo y con ello el transporte de calor hacia el Norte de Europa. Así se interrumpió el calentamiento del final de la última glaciación.
El estudio de las capas los casquetes polares y los sedimentos del fondo oceánico muestran que la temperatura en el Noroeste de Europa descendió unos 5ºC en sólo unas décadas, devolviendo a la región del Atlántico Norte a las condiciones glaciares. Esta etapa de la historia se conoce como el periodo frío Dryas reciente. También tenemos evidencia de que la circulación oceánica está cambiando ahora debido al calentamiento global. Las observaciones muestran que el Atlántico Norte está disminuyendo la salinidad de forma constante durante los últimos 40 años.
1. Hace unos 13000 años terminó la última glaciación y la TIerra se volvió más cálida. Este calentamiento aumentó el flujo de agua dulce en el Océano Atlántico al derretirse los hielos. La circulación oceánica se frenó y la región del Atlántico Norte se volvió fría otra vez. Los aportes de agua dulce frenaron una vez que todo el hielo se había derretido y la circulación oceánica se reanudó. Esto produjo un rápido (en términos geológicos) aumento de la temperatura ya que el agua templada de los trópicos pudo volver fluir hasta las costas del Norte de Europa. Imagen cedida por R. Alley and the CLIVAR project. Pincha sobre la imagen para verla mejor (12 KB).
Intentar predecir el impacto del calentamiento global requiere el uso de modelos de ordenador extremadamente complejos que siempre incluyen presunciones sobre condiciones futuras que no pueden ser comprobadas adecuadamente. El resultado son modelos con predicciones muy diferentes. Lagunos predicen que el calentamiento global llevará a un debilitamiento de la corriente termohalina durante este siglo pero que no se frenará completamente, otros en cambio predicen esta parada, producida por el deshielo y aportes de agua dulce a los océanos. Por ello es difícil predecir cómo será el clima en caso de que la circulación oceánica cambiase.
2. Nueve modelos de predicción estiman resultados completamente diferentes para el cambio producido en la circulación oceánica como consecuencia del calentamiento global. Algunos modelos prevén un cambio mínimo en la formación de aguas profundas a altas latitudes y por lo tanto un cambio mínimo de la circulación termohalina. Otros, sin embargo, estiman que el calentamiento global reducirá enormemente la formación de aguas profundas. la unidad de medida que se utiliza es el Sverdrup (Sv) que mide el volumen de agua que se mueve por unidad de tiempo. 1 Sv es un millón de metros cúbicos de agua movíendose en un segundo. El peor caso estimado significaría un descenso de 15 Sv en el flujo de las aguas superficiales hacia el fondo en el Atlántico Norte para el año 2100, reduciendo así enormemente la circulación termohalina. Figura cedida por el proyecto CLIVAR. Pincha en la imagen para verla mejor (25 KB).
Los modelos complejos estiman un enfriamiento de unos 2ºC sobre la mayor parte de Europa como consecuencia de la reducción del transporte de calor desde el Caribe al debilitarse la corriente del Golfo.
3. Esta imagen muestra como las temperaturas del aire también cambiarán en caso de que la corriente termohalina cambie o simplemente pare. La mayoría de los modelos utilizados sugieren que las temperaturas en el Norte de Europa descenderán al disminuir el aporte de calor que supone la corriente del Golfo desde las latitudes tropicales. Imagen cedida por Michael Vellinga y Richard Wood del proyecto CLIVAR. Pincha en la imagen para verla mejor (11 KB).
El impacto del calentamiento inducido por los gases de efecto invernadero debe ser añadido a todo esto para conseguir una buena predicción del clima. Se prevé un aumento generalizado de las temperaturas en el mundo, sin embargo, la mayoría de los modelos coinciden en que sobre Europa, las temperaturas no cambiarían o cambiarían muy poco debido al colapso de la circulación termohalina. Además de este ligero calentamiento también se prevé un clima más húmedo y tormentoso, aunque prever dónde y cuándo serán estas tormentas es más complicado. Así que todavía necesitamos mejores observaciones y modelos más realistas para reducir la incertidumbre de lo que pasará en el futuro con nuestro clima.
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