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17/10/09

EL DESHIELO DE LOS POLOS ALTERA LAS CORRIENTES OCEÁNICAS Y ATMOSFÉRICAS


LA Voz de Galicia, 25-02-2009

Las primeras conclusiones del Año Polar Internacional confirman la magnitud global de la pérdida de las grandes masas heladas del planeta.

La fusión acelerada de los hielos árticos, del manto de Groenlandia y de las regiones más vulnerables de la Antártida ha alterado ya no sólo los hábitats propios sometidos al deshielo, sino también sistemas globales como la circulación atmosférica y las corrientes oceánicas. Todo esto se sospechaba y ahora, a punto de concluir en marzo el Año Polar (2007/09), se confirma con los datos aportados por más de 160 proyectos de investigación desarrollados por miles de científicos de 60 países.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Consejo Internacional de la Ciencia, promotores del Año Polar, dieron a conocer este miércoles un primer avance de conclusiones que constata la magnitud global de los efectos del deshielo de las grandes masas heladas del planeta. Las últimas mediciones satelitales in situ demuestran que tanto Groenlandia, la segunda reserva de hielo, como la Antártida, la gran nevera de la Tierra, pierden hielo a un ritmo cada vez más rápido, con el consiguiente aumento del nivel del mar. Y nuevos registros certifican, además, que el calentamiento del continente blanco va mucho más allá de la Península Antártica y afecta ya a otras regiones que se creían relativamente a salvo.
El Ártico, por su parte, sufrió en el verano de 2007 la mayor pérdida de hielo marino perenne que se conoce desde los primeros registros por satélite, un millón de kilómetros cuadrados y, por primera vez, el manto de hielo anual en torno al Polo Norte era relativamente delgado en pleno invierno. Durante el Año Polar se observó que la deriva del hielo en la cuenca boreal seguía un ritmo sin precedentes. «Un prueba concluyente de que se están produciendo cambios en el sistema hielo-océano-atmósfera del Ártico», relata el informe de conclusiones.
Ecosistemas

Los investigadores del Año Polar han aportado nuevas pruebas sobre la fascinante riqueza y vulnerabilidad de los ecosistemas polares, la existencia de especies comunes en los océanos boreal y austral, de otras que han evolucionado de forma distinta a partir de ancestros comunes, y de la 'migración' de muchas hacia las aguas más próximas a los polos huyendo del calentamiento oceánico.
En la misma línea, se ha confirmado que el flanco sur de la corriente circumpolar antártica - un cinturón oceánico que rodea la Antártida en el sentido de las agujas del reloj- «se ha calentado más rápido que el resto de los océanos», y las densas aguas profundas circundantes han perdido salinidad en algunas zonas debido al deshielo continental. Se cree que este factor puede alterar los patrones circulatorios. «Estos cambios son indicio de que el calentamiento de la Tierra está afectando a la Antártida de maneras nunca antes imaginadas», subrayan los expertos.
Las investigaciones realizadas en estos dos años muestran en el Atlántico Norte ligeros cambios en las condiciones oceánicas, de los flujos térmicos y los movimientos entre la atmósfera y el océano condicionan en gran manera la fuerza y la trayectoria finales de las tormentas de gran intensidad, que son las principales fuentes de calor y humedad atmosféricos en el Ártico.
También se han identificado grandes reservas de metano almacenado en el 'permafrost' (suelos permanentemente congelados). Su fusión amenaza con liberar a la atmósfera grandes cantidades de este gas de efecto invernadero, más potente que el CO2 aunque de duración más efímera.
Para Michel Jarraud, secretario general de la OMM, las nuevas pruebas obtenidas en la investigación de ambos polos «consolidarán la base científica» para futuras investigaciones sobre el cambio climático.

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